Recuerdo que cuando pequeña todas las historias
que me contaban eran hermosas, me hacían sentir bien.
Imaginar que
algún día tu vida sería igual de perfecta, encontrar el amor verdadero y tener
un final feliz, ¿no suena maravilloso acaso?, todos tus deseos y anhelos
hechos realidad, pues tal vez esas historias son las culpables de que veamos al
mundo de una manera cruel y martirizante como lo llegamos a ver muchas veces,
sea de acuerdo a las situaciones con las que nos enfrentamos en nuestro día a día,
dentro lo que es la vida real.
A muchos de nosotros, nos han criado pensando que
nuestra vida sería perfecta y a veces la mayoría se convierte en un
verdadero infierno que causa cosas tales como son a llegar al suicidio, iniciar
adicciones o llegar a padecer trastornos por algún trauma que tuvimos en el
pasado o algo tan simple como lo es pasar por situaciones que tuvimos en el
pasado, o algo tan simple como lo es pasar por situaciones que nos han cambiado
la vida; palabras ofensivas que llegan a lastimarnos más de lo que piensan,
quedando marcadas cual tatuaje, y aquella persona que nos dijo no pensó en el
daño que causaría, igual pasa con algo tan común como las muerte de un ser
querido, que para nosotros significa mucho y la vida no sería igual sin ella.
Todo lo anterior, entre otras cosas el miedo a vivir, a no saber cómo vivir la
vida y como seguir viviéndola, y si... el mundo es cruel, pero así es como es,
la verdad es que a veces puede llegar a ser un asunto tedioso, pero es el
regalo más hermoso, y al final cada cosa siempre habrá una solución de todo,
todo tiene un final de cada cosa. Siempre habrá una solución para todo, todo
tiene un final y bueno o malo es parte de la vida; la vida es como un juego que
pocos saben jugarlo, pocos saben aprovechar bien sus cartas pero el que sabe
hacerlo al final del juego sale victorioso.